Este 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer, una vez más en Nicaragua conmemoramos esta importante fecha que nos permite reconocer y visibilizar las condiciones de discriminación y violencia de las mujeres, pero especialmente su lucha contra todas las formas de opresión.

Este día tiene su origen en el asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, las hermanas Mirabal o también conocidas como “Las Mariposas”, quienes lucharon contra la Dictadura del Dictador Leónidas Trujillo y fueron asesinadas en 1960 para acallar sus voces. Sin embargo,  58 años después sus voces siguen siendo inspiración de los movimientos de mujeres, así como de  defensoras y defensores de derechos humanos en todo el mundo.

En Nicaragua, todos los nicaragüenses y especialmente las mujeres actualmente vivimos el contexto más adverso para la promoción y defensa de los derechos humanos en la historia reciente del país. Las mujeres siguen siendo asesinadas y perseguidas por alzar su voz contra las injusticias y por defender sus derechos.

El gobierno de Nicaragua como respuesta a la protesta social iniciada en abril de 2018 decidió reprimir a  la población y sus legítimas demandas a costa de la vida de 321 nicaragüenses, de las víctimas 17 eran mujeres adultas y 5 niñas y adolescentes; más de 600  presos políticos, 46 mujeres, así como al menos 50,000 personas se han visto  forzadas a desplazarse, entre ellas miles de mujeres. Son sólo algunos de los datos que revelan la magnitud de la represión gubernamental.

En este contexto, las mujeres han sido sujetas activas en la defensa de sus derechos y en la resistencia cívica frente a la brutal represión. El costo ha sido alto, las mujeres han sido  blanco de actos de persecución, amenazas, asedio, deportaciones ilegales y privación  injusta de su libertad. Familiares de las detenidas han denunciado tratos crueles, inhumanos y degradantes y abusos sexuales. No obstante, también han compartido que éstas desde su encierro injusto continúan resistiendo y demandado justicia, democracia y libertad. 

Tal  y como se desprende de la hermosa e inspiradora carta,  filtrada desde la cárcel, escrita por la estudiante de Medicina y líder universitaria de León, Amaya Coppens: “Nos tratan como enfermas muy contagiosas y tienen razón, cada persona que nos escucha se contagia de nuestra fiebre y por eso nos encerraron, pero no nos van a callar, desde nuestras celdas seguimos gritando, gritemos todos juntos, que nos escuchen en todos lados, que nos escuchen todos, esta fiebre no va a bajar hasta que el pueblo de Nicaragua consiga lo que exige: libertad”.

Este 25 de noviembre, en Nicaragua por primera vez en décadas, las mujeres no marcharon debido a  que el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo decidieron criminalizar toda forma de protesta, estableciendo un estado policial y secuestrando con ello los derechos de la ciudadanía. Pese a la decisión  del Movimiento de Mujeres  y de la Unidad Azul y Blanco de solicitar permiso para marchar la Policía Nacional decidió negarlo bajo el argumento que son grupos que están bajo investigación por el supuesto golpe de Estado, retorica que niega la responsabilidad estatal en la masacre de más de trescientas personas.

Para el CENIDH hoy más que nunca debemos conmemorar de distintas formas la resistencia histórica de las mujeres en la lucha contra  todas las formas de opresión. Nos solidarizamos con todos aquellos colectivos en diferentes partes del país  a quienes en el marco de las acciones de Estado para generar terror y desmovilizar las acciones de resistencia de las mujeres se les impidió salir a marchar, usando para ello el recurso de la represión y la intimidación.

Exigimos justicia para las víctimas de la represión del gobierno de Ortega y Murillo, justicia para las 53 víctimas de femicidio en 2018, exigimos libertad para las  y los presos políticos.  En esta fecha también ratificamos nuestro compromiso de seguir luchando y acompañando las luchas del pueblo por justicia, libertad y respeto a sus derechos humanos.

Centro Nicaragüense de Derechos Humanos

¡Derecho que no se defiende, es derecho que se pierde!